¿Alcanzaste a tener esas conversaciones en que durábamos horas y horas pegados al teléfono? ¿Pudiste mandar cartas con tu puño y letra a esa persona que tenías lejos? ¿Recibiste visita de tus amigos en la sala de tu casa teniendo de fondo la emisora de moda? ¿Salias al parque a hablar horas y horas en un banco, hasta que tus padres desesperados te buscaban por cielo y tierra? ¿Cuando ibas a fiestas y encendían las luces, recuerdas cuando te pedían (o daban) el teléfono en el papel de la servilleta? ¿Te acuerdas cuando teníamos que echar monedas al teléfono en la calle para que no se cortara y seguir hablando…y hablando? Tiempos aquellos…recordar es vivir, y también… morir si nos acercamos a la realidad. Hoy la atención plena está dedicada a nuestro viejo mejor amigo: El WhatsApp.
Desde que entré al mundo del Mindfulness fue de las primeras cosas que me cuestioné. ¿Cómo logro concentración al lado de mi móvil o celular? ¿Será que yo, Andrea Moreno, que desde hace unos años se ha convertido en mi amigo de batallas y triunfos, podría dejarlo ir poco a poco? ¿El mundo seguiría siendo igual, si descanso de mi móvil, y más estando a miles de kilómetros de mi país? ¿Pero acaso, el WhatsApp no nació para acercarnos a quienes tenemos lejos? ¡¡¡Sí!!! ¡Eso es verdad! Pero también llegó para alejarnos de quienes tenemos cerca.
¿Les suena esto?
– Es que no se despega del +%$#! WhatsApp
– Soy una extensión de mi IPhone
– No puedo vivir sin mi celular
– Me muero si se me pierde el móvil
Definitivamente hay un antes y un después de WhatsApp. ¿Cuándo me iba a imaginar a mi madre felicitándome en mi cumpleaños por con un «mono tapándose los ojos»? O, ¿mi hermano enviándome un vídeo con la primera clase de Capoeira de mi sobrino de menos de 1 año? O, ¿Tener grupos y grupos por todo y para todo? Tampoco voy a negar que en esos casos, #NoTienePrecio recibir este tipo de mensajes. Pero esta claro que las conversaciones han venido cambiando, y ahora a cualquier plan que hagamos tenemos que contar en llevar a nuestro nuevo mejor amigo: ¡El Whatsap..Pero! Pero…¿y qué pasa si aplicas un poco de Mindfulness y le dedicas atención plena a esas conversaciones?
WhatsApp vs Atención Plena:
– Si vas a comer…es a comer. En un restaurante nada de poner tu teléfono de decoración en la mesa o en la barra. Además si te descuidas te lo pueden robar.
– O la pasas bueno, o la pasas mal. Dos robadas de un Iphone5 duelen…, y como ya me pasó en Las Vegas, y en Bogotá en sitios de rumba, no quiero que te pase a ti. Mejor deja el teléfono en casa mientras la pasas bueno.
– Si quedaste con alguien es con alguien, no con algo que te está viendo chatear. Arriba el contacto visual. Esto aplica también para Skype, y créanme que lo he venido haciendo y la gente lo ha notado de manera positiva 🙂
– Si estás en cine, es para ver la película. No queremos que brilles en cine por la lucecita de tu teléfono…brilla por tu ausencia y presencia a la película.
– Si vas a hacer deporte, ¿es necesario tu teléfono? Tranquilo, que te creemos cuantas millas te hiciste con Nike. Pero no entiendo al final qué ejercitan más ¿las piernas o los dedos?
– Muévete sin hablar. No lo leas mientras vas conduciendo, o en el metro, o en el bus. Aparte que es malo para la retina del ojo, ojo para la rutina.
El WhatsApp es para:
– Hablar conversaciones cortas y concretas: Nada de extenderse, ni enviar mensajes de más de 6 lineas. Usa el teléfono. O el Skype, o mi favorito: !Tomate un café! (Aprovecho para agradecerle a mi amigo José, que con un buen café y una buena conversación me inspiró para este post #TuSabesQuienEres)
– Uso personal e intransferible: Nada de pasárselo a tu pareja y que escriba excusándose por ti. #AlgoEstamosHaciendoMal
– Enviar mensajes Porque Si: Es una buena herramienta para enviar besos porque si, o caras felices a tus amigas recordandoles que hacen falta…simplemente #Porque Si.
– Dárselo a alguien de mucha confianza: Si no conoces a la persona, mejor llámalo, o pídele si no hay problema en escribirle por WS. Pero si no conoces a la persona…es como cuando te van dando beso en la mejilla sin saber aun tu nombre. #HagameElFavor
– Informar poco a poco, no comunicarlo todo: Es algo en lo que estoy trabajando, y aunque me cuesta, creo que estoy mejorando a no escribir muchos temas al mismo tiempo, y esperar que la otra persona se llene de información sin oportunidad a responder a cada una. #UnaSolaCosaALaVez
– Grupos de trabajo exclusivamente para trabajo: Nada de enviar cadenas de «pedirle a Dios que nos envíe este mensaje para que se nos cumpla el milagrito». Nada de escribir un fin de semana, menos un domingo en la noche. En estos casos los OK, y las manitos con el dedo gordo hacia arriba o hacia abajo vienen bien para terminar una conversación por WS. #SiSePuede
– Activar conversaciones con buena vibra: Envía mensajes positivos, imágenes alegres, sonidos chéveres (canciones por ejemplo), o Qué tal un: #BuenosBonitosDias + esta foto:
¿Y tu? ¿Estás como yo, en proceso de desconectarte de tu teléfono? ¿Prefieres tomarte un café o enviar monos y caritas felices por WhatsApp? ¿Cuál es tu «pero» en estas conversaciones?